Japón es conocido por su estricta regulación en cuanto a los juegos de azar, y es que desde el siglo pasado, la Ley Penal de Japón ha prohibido explícitamente los casinos, haciendo que las actividades de juego de azar sean ilegales en el país.
En este sentido, para los japoneses o habitantes de Japón no es posible acceder tan fácilmente a plataformas de casa de apuestas o casinos online en México.
Esta legislación se fundamenta en una serie de valores culturales y éticos que buscan proteger a la población de los riesgos asociados con el juego, como la adicción y los problemas financieros.
La prohibición de jugar al casino en Japón
La ley japonesa clasifica a los juegos de azar como delitos que pueden acarrear severas penalizaciones, tanto para los operadores como para los participantes.
A pesar de esto, ciertos juegos tradicionales, como el pachinko y las apuestas en carreras de caballos, bicicletas, botes y motocicletas, no son ilegales como otros.
Esto crea una paradoja interesante, ya que mientras los casinos tradicionales están prohibidos, existen otras formas de juego legalmente aceptadas y populares.
Un vacío legal para jugar al casino
A pesar de la prohibición, Japón ha desarrollado un ingenioso sistema que permite a los ciudadanos participar en actividades similares a las de un casino, aunque técnicamente no sean catalogadas como tales. Este sistema aprovecha un vacío legal que permite operar salones de pachinko y otros establecimientos de juego bajo condiciones específicas.
En estos lugares, los jugadores no apuestan dinero directamente, en cambio, juegan por puntos o fichas que se adquieren, que pueden ser canjeadas por premios dentro del establecimiento. Sin embargo, estos premios no suelen ser el objetivo final.
Los jugadores llevan sus premios a un segundo establecimiento cercano, que no tiene relación oficial con el salón de pachinko, donde pueden intercambiarlos por dinero en efectivo. Este proceso, conocido como ‘kankin’, es legalmente una zona gris, pero está ampliamente tolerado y constituye una gran parte de la industria del entretenimiento en Japón.
Esta dualidad permite que los salones de pachinko funcionen de manera efectiva como casinos, sin violar directamente las leyes japonesas. Esta estrategia ha permitido que el juego siga siendo una parte significativa de la cultura y la economía japonesa, a pesar de las restricciones legales.
Los problemas del juego en Japón
A pesar de las restricciones y la complejidad legal, el juego sigue siendo un problema considerable en Japón. La ludopatía, o adicción al juego, es una preocupación creciente, con estudios que indican que una parte crucial de la población sufre de este trastorno.
Los salones de pachinko, en particular, han sido señalados como un punto crítico para la adicción al juego debido a su ubicuidad y accesibilidad, causando problemas sociales y culturales como:
- Presión social. En la cultura japonesa, el trabajo y la responsabilidad familiar son valores fundamentales. El juego excesivo puede llevar a negligencia de estas responsabilidades, creando conflictos sociales y familiares.
- Estigma sin ayudas. Existe un estigma grande asociado con la adicción al juego, por ello los individuos que sufren de ludopatía se ven avergonzados y se aíslan, siendo incapaces de pedir ayuda para salir de este problema.
- Problemas económicos. La ludopatía suele llevar a graves problemas financieros, afectando no solo a los jugadores, sino también a sus familias. Las deudas acumuladas por el juego pueden resultar en pérdida de propiedades y ahorros.
- Salud mental. La adicción al juego está asociada con una serie de problemas de salud mental, incluyendo ansiedad, depresión y, en casos extremos, pensamientos suicidas. Esto se hace más fuerte en un sentido negativa si consideramos como es la sociedad japonesa.
Entonces, mientras Japón mantiene una postura oficial de prohibición contra los casinos, se han desarrollado mecanismos que permiten actividades similares bajo ciertas condiciones que aun así afectan a los jugadores.
Estos sistemas no están exentos de problemas y han llevado a un aumento de la preocupación por los efectos negativos del juego en la sociedad. La regulación y el control del juego siguen siendo temas delicados y complejos que Japón debe abordar con cuidado para equilibrar la tradición, la economía y el bienestar social.